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Mi amigo "El Río"

Hace algún tiempo visité un amigo de mi infancia, un amigo del ayer: el viejo río donde tantas veces, entre mi inocencia, y una malicia que ya comenzaba a despuntar y a latir en cada molécula de mi cuerpo, me bañaba en sus refrescantes aguas. Mucho tiempo estuve añorando volver y, por fin se me dio. Me sentí trasladado al pasado, y reviví mil recuerdos de antaño. 

Los árboles, sus más fieles compañeros, desde su verde techumbre, parecían extrañados con mi presencia y orgullosos me mostraban sus frutos y sus flores, como sutil promesa de conservación; mientras las aves cesaron su cantar, como reprochando mi intromisión en su santuario. Volví mi vista al río y, al contemplar su mirada de cristal sentí una mezcla de afliccion y nostalgia oprimente en mi alma.

 Sus aguas, aún límpidas como antaño; a veces tranquilas, a veces raudas, en su perenne viaje al inmenso reservorio del mar, parecían revelarme su tristeza; ...tristeza de añejadas soledades, hilvanando en sus murmullos mensajes que en mi infancia no entendía. 

 Sí, el río estaba triste, muy triste, solo y olvidado. Ya no se veían allí las múltiples huellas de tantas personas que lo visitaban. Ya no sentía el cálido roce del pie descalzo, ni la estridente algarabía de los niños al jugar con sus aguas. Ya nadie lo procuraba, nadie lo visitaba, nadie lo valoraba. Ya no se sentía útil. ...A nadie le importaba el río. ...Habían muerto los afectos hacia él. 

Definitivamente, el río estaba olvidado, ...olvidado y solo, solo con sus incesantes murmullos. Su cauce parecía una vertiente de lágrimas formadas por el inexorable pasar del tiempo y el olvido. 

 Caminé un largo trecho extasiado ante su tan longeva belleza. Me empapé con sus aguas cristalinas. Repetí muchas cosas que de niño hacía. Pero tenía que emprender mi regreso. Me despedí de aquel viejo amigo, y pude percibir el olor de su tristeza. Sus murmullos parecían decirme: ¡No te vayas todavía! ...¡Regresa pronto! 

 El grato olor de la vegetación y el reanudado trinar de las aves me hicieron evocar una vieja canción del pasado ..."Cantan las aves en la enramada, murmura el río una oración..." y emprendí cabizbajo mi regreso por una ruta sin veredas, sin huellas de pies descalzos, sin rastros del ayer, mientras en mis oídos se iba desvaneciendo el murmullo de sus aguas, ...el murmullo de su adiós. 





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